jueves, 6 de junio de 2013

Maternidad: el verdadero puzzle

Hace un tiempo que anoto ideas en un cuaderno para después poder escribir sobre ellas con algo de calma. Ya he juntado una pequeña lista y por ahora son más las ideas pendientes que las que he ido plasmando aquí, en esta libreta virtual. Una de ellas me surgió hace ya muchos meses y la redacté de este modo, tal cual me vino: "la soledad de las madres". Suena un poco duro y a mí nadie me advirtió cuando estaba embarazada (cosa que agradezco), pero puede ocurrir. 

Es contradictorio, porque nunca en tu vida estás tan acompañada como en los primeros meses de tu bebé. Al principio, más que acompañada estás unida de una forma extraordinaria y desconocida al 'nuevo inquilin@', el bebé que has estado ansiando durante meses. A continuación y casi sin darte cuenta (mientras tratas de hacerte cargo de todo lo que supone tu nuevo rol) se te llena la casa de visitas. Pero pasando por alto el tumulto inicial, la realidad empieza a imponerse y todas las piezas deben recolocarse poco a poco en tu vida, con tu familia, que es la misma, pero no se comporta de igual modo. Llega la hora del día a día con las nuevas circunstancias. Quizá no tenías previsto que el cambio era tan trascendental y te das cuenta de que sí lo es. Y debes bucear en tu interior para encontrar la madre que eres y la que quieres ser, removiendo para ello tus propios recuerdos, tu infancia. Es tiempo de soledad compartida, de dudas y decisiones. 

Pero esta gran revolución que es la maternidad te está ocurriendo a ti y ahora, y tal vez no todo tu entorno vaya a empatizar con ello, a veces porque no saben, otras porque no pueden..  Lo que tú estás viviendo de esa forma tan intensa no lo están viviendo ellos, y la realidad ajena no se ha detenido. Algunos amigos no estarán a tu lado, no se adaptarán a tu nueva situación. Y tendrás que hacerte cargo de las decepciones. También ocurrirá que los que siguen a tu lado quizá no compartan tus preocupaciones, o tú sientas que no acaban de comprenderte. Y tu entorno más inmediato, tu familia, deberá readaptarse y encontrar su propio espacio en el nuevo escenario. Como un gran puzzle, pero de mayor dificultad, con secretas conexiones entre sus piezas.

Podría continuar así, compartiendo estos pensamientos, y de hecho lo haré en futuras entradas. Pero he encontrado un texto que condensa todo mi 'sentir' (aquello que estaba buscando expresar y había acotado bajo el lema 'La soledad de las madres'). Lo firma Sara Jor y se publicó en enero de 2011. Espero que disfrutéis tanto como yo de su lectura y que encontréis en él alguna de vuestras vivencias hechas palabras.


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¿Esto que me pasa es normal o me estoy volviendo loca?

“Cuando mi bebé nació todas las previsiones que tenía se fueron al traste... nada era como yo pensaba. Yo me sentía extraña, no me reconocía. Las conversaciones con mis amigas, ninguna de ellas madre, no me resultaban de interés. Mi madre y yo discutíamos siempre que venía a casa a vernos, no sé porqué me irritaba tanto su presencia... A veces lloraba sin una razón aparente, por cualquier cosa. Pero lo que realmente me preocupó fue que, cuando mi bebé dormía, ¡no podía evitar ir a ver si respiraba! ¿Esto será normal o es que me estoy volviendo loca?”  Laia, 32 años

A menudo escucho experiencias como esta, y no sólo eso, como madre también he tenido algunas de estas sensaciones. Aunque cada maternidad es una vivencia única, es a la vez, un relato común.

La maternidad es un cambio muy importante en la vida de una mujer que afecta a todos sus ámbitos: laboral, de pareja, social, ocio, familiar... y es totalmente normal pasar por un periodo de transición, nos adaptamos a la nueva situación. Nos rompe los esquemas, y hablo en un sentido totalmente literal. Cuando en el ámbito de la psicología decimos que la maternidad es una crisis vital estamos queriendo decir en otras palabras esto mismo, es un cambio en la vida tan excepcional que exige ajustes personales nuevos, ya que los recursos anteriores no nos sirven en la nueva situación.

Nace una madre, y con esta nueva identidad un abismo de dudas, inseguridades, miedos.... En poco tiempo, hay que buscar nuevas maneras, nuevos roles y funciones para la madre, el padre y todo el sistema familiar. El bebé obliga a recolocar como si de un nuevo puzzle se tratara, pero con las mismas piezas que se han utilizado hasta ahora: un padre, una madre, una abuela, un hermano etc... Las nuevas necesidades fuerzan al cambio en el sistema familiar que debe adaptarse, provocándose en muchas ocasiones disputas y rencillas que aparecen o que estuvieron en “stand by” hasta este momento.

La identidad materna se construye a través de la historia personal, la propia vivencia de la infancia, actitudes y características personales etc... así como por el contexto social que las envuelve. Actualmente, vivimos en una sociedad y una cultura que se mueve de manera muy contradictoria respecto a la crianza de nuestros hijos/as, y el núcleo familiar sufre mucho esta ambigüedad. De alguna manera todas las personas tenemos una definición propia de lo que es una “buena madre” y un “buen padre”, y esto va a funcionar como una guía fundamental ya que representan las directrices del proyecto de familia que queremos llegar a ser.

A todo este movimiento personal y familiar le unimos un elemento, que creo no se le da la importancia que realmente tiene, pero que desde mi punto de vista es principal: el cansancio. Sabemos perfectamente que no estamos hablando de cansancio físico, de haber corrido más que de costumbre esa mañana, o haber tenido mucho trabajo, que se acaba después de dormir algunas horas más de las habituales. Se trata de un cansancio de otro orden que viene de ocuparse de un bebé veinticuatro horas al día los siete días de la semana, del peso de la responsabilidad de un personita que depende totalmente de ti, la novedad de la situación...... Es un cansancio que no desaparece tan fácilmente, ya que es del área más emocional y energética. Todos estos elementos producen que en la maternidad/ paternidad se de en muchas ocasiones una sensación de vulnerabilidad o sensibilidad especial.

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