Hace un tiempo que anoto ideas en un cuaderno para después
poder escribir sobre ellas con algo de calma. Ya he juntado una pequeña lista y
por ahora son más las ideas pendientes que las que he ido plasmando aquí, en
esta libreta virtual. Una de ellas me surgió hace ya muchos meses y la redacté
de este modo, tal cual me vino: "la soledad de las madres".
Suena un poco duro y a mí nadie me advirtió cuando estaba embarazada (cosa que
agradezco), pero puede ocurrir.
Es contradictorio, porque nunca en tu vida estás tan
acompañada como en los primeros meses de tu bebé. Al principio, más que
acompañada estás unida de una forma extraordinaria y desconocida al 'nuevo
inquilin@', el bebé que has estado ansiando durante meses. A continuación y
casi sin darte cuenta (mientras tratas de hacerte cargo de todo lo que supone
tu nuevo rol) se te llena la casa de visitas. Pero pasando por alto el tumulto
inicial, la realidad empieza a imponerse y todas las piezas deben recolocarse
poco a poco en tu vida, con tu familia, que es la misma, pero no se comporta de
igual modo. Llega la hora del día a día con las nuevas circunstancias. Quizá no
tenías previsto que el cambio era tan trascendental y te das cuenta
de que sí lo es. Y debes bucear en tu interior para encontrar la madre que eres
y la que quieres ser, removiendo para ello tus propios recuerdos, tu
infancia. Es tiempo de soledad compartida, de dudas y decisiones.
Pero esta gran revolución que es la maternidad te
está ocurriendo a ti y ahora, y tal vez no todo tu entorno vaya a empatizar con
ello, a veces porque no saben, otras porque no pueden.. Lo que tú estás
viviendo de esa forma tan intensa no lo están viviendo ellos, y la realidad
ajena no se ha detenido. Algunos amigos no estarán a tu lado, no se adaptarán a
tu nueva situación. Y tendrás que hacerte cargo de las decepciones.
También ocurrirá que los que siguen a tu lado quizá no compartan tus
preocupaciones, o tú sientas que no acaban de comprenderte. Y tu entorno más
inmediato, tu familia, deberá readaptarse y encontrar su propio espacio en
el nuevo escenario. Como un gran puzzle, pero de mayor
dificultad, con secretas conexiones entre sus piezas.
Podría continuar así, compartiendo estos pensamientos, y de
hecho lo haré en futuras entradas. Pero he encontrado un texto que condensa
todo mi 'sentir' (aquello que estaba buscando expresar y había acotado bajo el
lema 'La soledad de las madres'). Lo firma Sara Jor y se publicó en
enero de 2011. Espero que disfrutéis tanto como yo de su lectura y que
encontréis en él alguna de vuestras vivencias hechas palabras.
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¿Esto que me pasa es normal o me estoy volviendo loca?
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¿Esto que me pasa es normal o me estoy volviendo loca?
“Cuando mi bebé nació todas las previsiones que
tenía se fueron al traste... nada era como yo pensaba. Yo me sentía
extraña, no me reconocía. Las conversaciones con mis amigas,
ninguna de ellas madre, no me resultaban de interés. Mi madre y yo
discutíamos siempre que venía a casa a vernos, no sé porqué me irritaba
tanto su presencia... A veces lloraba sin una razón aparente, por cualquier
cosa. Pero lo que realmente me preocupó fue que, cuando mi bebé dormía, ¡no
podía evitar ir a ver si respiraba! ¿Esto será normal o es que me estoy
volviendo loca?” Laia, 32 años
A menudo escucho experiencias como esta, y no sólo eso, como
madre también he tenido algunas de estas sensaciones. Aunque cada
maternidad es una vivencia única, es a la vez, un relato común.
La maternidad es un cambio muy importante en la vida de una
mujer que afecta a todos sus ámbitos: laboral, de pareja, social, ocio,
familiar... y es totalmente normal pasar por un periodo de transición, nos
adaptamos a la nueva situación. Nos rompe los esquemas, y hablo en un sentido
totalmente literal. Cuando en el ámbito de la psicología decimos que
la maternidad es una crisis vital estamos queriendo decir en otras
palabras esto mismo, es un cambio en la vida tan excepcional que exige
ajustes personales nuevos, ya que los recursos anteriores no nos sirven en la
nueva situación.
Nace una madre, y con esta nueva identidad un abismo de
dudas, inseguridades, miedos.... En poco tiempo, hay que buscar nuevas maneras,
nuevos roles y funciones para la madre, el padre y todo el sistema familiar. El
bebé obliga a recolocar como si de un nuevo puzzle se tratara, pero con
las mismas piezas que se han utilizado hasta ahora: un padre, una madre,
una abuela, un hermano etc... Las nuevas necesidades fuerzan al cambio en el sistema
familiar que debe adaptarse, provocándose en muchas ocasiones disputas y
rencillas que aparecen o que estuvieron en “stand by” hasta este momento.
La identidad materna se construye a través de la
historia personal, la propia vivencia de la infancia, actitudes y
características personales etc... así como por el contexto social que las envuelve.
Actualmente, vivimos en una sociedad y una cultura que se mueve de manera
muy contradictoria respecto a la crianza de nuestros hijos/as, y el núcleo
familiar sufre mucho esta ambigüedad. De alguna manera todas las personas
tenemos una definición propia de lo que es una “buena madre” y un “buen padre”,
y esto va a funcionar como una guía fundamental ya que representan
las directrices del proyecto de familia que queremos llegar a ser.
A todo este movimiento personal y familiar le unimos un
elemento, que creo no se le da la importancia que realmente tiene, pero que
desde mi punto de vista es principal: el cansancio. Sabemos perfectamente
que no estamos hablando de cansancio físico, de haber corrido más que de
costumbre esa mañana, o haber tenido mucho trabajo, que se acaba después de
dormir algunas horas más de las habituales. Se trata de un cansancio de otro
orden que viene de ocuparse de un bebé veinticuatro horas al día los siete
días de la semana, del peso de la responsabilidad de un personita que
depende totalmente de ti, la novedad de la situación...... Es un
cansancio que no desaparece tan fácilmente, ya que es del área más
emocional y energética. Todos estos elementos producen que en la
maternidad/ paternidad se de en muchas ocasiones una sensación de
vulnerabilidad o sensibilidad especial.
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