viernes, 7 de septiembre de 2012

Un verano con Victoria

Lo primero es lo primero...


De una u otra forma, Victoria no perdona


Y por supuesto, su segunda ocupación también la ha aprovechado:


En uno u otro escenario



Así cualquiera puede estar combativo, que con los tiempos que corren hace mucha falta...

O estar muy despierta para no perder detalle




Siempre hay mucho sobre lo que pensar

Por fin!

Desgraciadamente, el parto llegó mucho más tarde de lo deseado -No!! Ahora no! Fue el 1 de julio pero no me he propuesto ser puntual en la escritura de este cuaderno-. Pese a mis ganas y mi empeño en no hacer caso a mi madre, el factor genético es fundamental en la fpp, o fecha probable de parto (si, las siglas también invaden el léxico del mundo embarazo/maternidad). Así que llegada la semana 41 me indujeron el parto. Suena muy feo pero cuando una está a punto de estallar lo agradece, o eso sentí yo cuando me lo dijeron, aunque admito que era por pura ignorancia, ya que si hubiera sabido lo que me esperaba no me hubiera hecho tanta gracia... Pero bueno, para contribuir al mito de que el parto se olvida voy a obviar su relato. Me limitaré a desvelar que fueron 32 horas de lo más divertidas y que la epidural no hizo el efecto deseado. Los dolores del parto natural no medicalizado con las 'bondades' de un parto programado...

Pero llegó ella y salió por donde tenía que salir con una buenísima salud y un tamaño considerable. Victoria por fin estaba conmigo, y nada más nacer puso su mano en mi pecho como diciendo 'esto es mío'. Fue un momento mágico difícil de describir que ni siquiera pudo empañar el hecho de que anduviera cosiendo por allí abajo una residente a las órdenes de la ginecóloga, ni tampoco la lentitud de esta operación o que la fatalidad hiciera que la anestesia no hubiera hecho efecto y tuviera que pedir más.
Allí estaba Victoria triunfal (bueno, un poco llorosa, es verdad), y así os la quiero mostrar.






viernes, 29 de junio de 2012

Poema de bienvenida


Victoria, sí, sentido sobre la razón,
madre de instinto, ser de mis espacios,
fin de todos los tiempos y principio
de todo lo que crece, nada y vuela,
germen del fuego y de la música,
memoria inamovible de la luz.

Cuanto hay de cierto nace de tu risa;
la esperanza son tus ojos,
mientras el futuro duerme, tibiamente acariciado,
entre tus manos.


La otra vida eres tú,
la que se construye de sueños, la real desencadenada
que viene del fondo de lo humano y a él retorna, amorosa; raíz de la especie luchando contra la sangre inútil, dulzura frágil del amor que se repliega cuando la bestia anda cerca.
Habré de protegerte, amada,
ahora que es tiempo de ladrones.
Jaime Augusto Shelley

jueves, 21 de junio de 2012

Esperando a Victoria

Este fin de semana se cumple nuestra semana 40 juntas y a medida que se acerca esa fecha tan especial aumentan a partes iguales el miedo a lo desconocido y las ganas enormes de conocer a la pequeña Victoria. Los pronósticos, preferencias e incluso supersticiones respecto a la fecha de parto tampoco ayudan demasiado a mantener la calma, aunque lo cierto es que, pese al cada vez más pegajoso calor, son fechas bonitas. Estamos en pleno solsticio de verano y este sábado celebramos la mágica noche de San Juan. Después de tantos San Juanes pidiendo deseos estoy orgullosa de poder afrontar esta noche de fuego y agua con muchos de estos anhelos cumplidos.

Hoy es 21 de junio, en el hemisferios norte el día más largo del año: el solsticio de verano que celebraremos la noche del 23 al 24. Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente. Astronómicamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima declinación norte (+23º 27’) o sur (−23º 27’) con respecto al ecuador terrestre.

En el solsticio de verano del hemisferio Norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Cáncer. Las fechas de los solsticios son idénticas al paso astronómico de la primavera al verano y del otoño al invierno en zonas templadas.

La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.

Actualmente, celebramos el solsticio en la noche de San Juan, una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”. La atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos e ilusionarnos. La noche y el amanecer, están dedicado a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha numerosos rituales de antiguo origen y profunda funcionalidad cultural. La fiesta no es específica de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes.

Esperando a Victoria en esta semana eterna, escribo estas curiosidades para guardarlas como recuerdo, e inmortalizo algunas imágenes que muestran cómo han sido los preparativos para recibirla en nuestro pequeño piso...















Victoria


Procedente del latín, Victoria es el nombre con que designaban los romanos a la diosa del triunfo. También se podría traducir como "vencedora".

Para mí, poder traer al mundo a mi niña Victoria es un éxito personal fruto de mucho esfuerzo e ilusión, una decisión madurada y que es consecuencia de muchos pequeños grandes logros. Victoria para mí es un regalo a multitud de objetivos conseguidos, y es además un homenaje a mi familia, a la que cada vez quiero y comprendo más.



Especialmente, brindo este nombre a mi abuela, una gran mujer de las que crea escuela, quien un día me dijo que de pequeñita soñaba que le perseguía el toro y que alguien la tranquilizó diciéndole que eso significaba éxito en la vida. Mirando atrás, me dijo, 'creo que tenían razón, y es verdad que he triunfado en mi vida'. Yo pensé que eso era porque se llamaba Victoria, y la misma felicidad le deseo a su bisnieta, a la que no conocerá.. O tal vez, en el fondo y de forma inexplicable, si lo hará. O quizá el misterioso azar haya conseguido que a Victoria le llegue la buena nueva, y también a mis abuelos. Es posible que la tía Carmen, que tiene línea directa allá arriba, ya les haya contado el secreto de Victoria.


Pero, si por alguna desagradable circunstancia práctica no fuera así, el vínculo no podrá romperse porque cada uno de ellos estará presente de una u otra manera en la pequeña Victoria, que en breve saldrá vencedora de su primera lucha: la llegada al mundo.


Algunas de las curiosidades que me gustan en torno a al nombre de Victoria son:
  • Fue el nombre de la primera nave que dio la vuelta al mundo Victoria (nao).
  • En la toponimia existe el Lago Victoria, las cataratas Victoria y el Desierto Victoria.